Impreciosa
tengo la imperiosa
llama de nombrarte.
Tal es la gema,
la piedra que tengo
por ojo, por ojo.
Dos manos frías las mías
y en medio la palabra,
la tuya tibia, y también la nombra
tu antebrazo, brazo,
tu hombro como tu cuello
desnudos. Somos
los que nunca antes fuimos
pronunciados. Somos
palabra nueva que enroca lo que toca:
te pertenezco como mi boca que me toca.
Toca, toca ¿a quién es
a quien llamo? A você a nova, tan
imprecisa de tan preciosa.
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